A falta de pocos días
para que se den a conocer los próximos PGE ya se ha anunciado por parte
del Gobierno de España que para 2010 se van a plantear unas cuentas
públicas realistas y coherentes con la situación económica, que persiguen
impulsar la actividad económica y la creación de empleo.
Como no podía ser de
otra manera en un gobierno progresista, todos los programas de inversión
se desde una perspectiva de máxima austeridad y de disminución en
gastos no vinculados a la prestación de servicios esenciales, pero
apostando por lo público y por las políticas sociales. Se mantendrá,
e incluso se incrementará el esfuerzo inversor allí en los sectores
que siguen padeciendo los principales efectos de la crisis.
El PP prefiere modelos
inversores como el madrileño, que se basa en el recorte de gastos sociales,
o el valenciano, que despilfarra casi millón y medio de euros en la
adjudicación de un servicio relativo a "un plan de acciones de
información y divulgación del Sistema Valenciano de los Servicios
Sociales”, es decir: inversión en propaganda en lugar de inversión
en personas dependientes. Por el contrario, el PSOE fundamenta sus presupuestos
en la solidaridad y los servicios públicos: en un apoyo importante
a las familias, en la igualdad de oportunidades y en políticas activas
para la reinserción laboral de trabajadores en desempleo.
Los presupuestos de 2010
estarán marcados por el déficit público, lo que a algunos les hará
recordar los ocho presupuestos que elaboró el Gobierno del PP.
La diferencia entre ambos
gobiernos es clara: hoy atravesamos por una situación económica que
los expertos consideran como la más compleja que el mundo ha conocido
en varias décadas. El Gobierno socialista continuará con su
política presupuestaria ya que en época de crisis lo oportuno es mantener
e incluso aumentar la protección social, y no recortarla.
Los próximos PGE pondrán
el acento en la recuperación de la actividad económica, concentrando
la inversión en aquellos sectores que más pueden contribuir a ello,
garantizando la protección social de los más vulnerables, e incrementando
el gasto en materia de desempleo, en pensiones y en dependencia.
Las políticas sociales
y la llamada inversión productiva, o lo que es lo mismo, la inversión
en futuro: en capital humano, en tecnología y en infraestructuras tendrán
un papel destacado en los PGE de 2010.
En todas estas materias
se ha visto especialmente beneficiada Almería, donde el presupuesto
para el 2009, de casi 573 millones de euros, supone un aumento del 24
por ciento con respecto al de 2008, siendo la inversión por habitante
un 160 por ciento superior a la media nacional, de acuerdo con un objetivo
muy claro de modernización y desarrollo de la provincia que no se detiene
a pesar de la crisis, y que busca, fundamentalmente, atender las necesidades
de la gente, reducir el impacto de las dificultades en las familias
y establecer las bases para una recuperación rápida, sólida y duradera.
Almería no va a
dejar de mejorar sus infraestructuras y fortalecer su capacidad, ni
los ciudadanos con menos recursos van ser los perjudicados de esta situación.
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