lunes, 30 de mayo de 2011

El mensaje de las urnas

Las urnas han hablado. Su mensaje, quizá cada uno lo interpretamos de forma diferente pero, a buen seguro muchos coincidiremos en señalar las mismas variables que han entrado en juego en el conjunto formado por el resultado electoral del 22-M.

Hemos leído en estos días análisis electorales de diferentes articulistas, algunos de ellos criticando a quienes apuntamos el ingente peso que en el resultado electoral ha tenido la lacra del desempleo. Intentar tapar el sol con un dedo nunca ha sido útil.

Todos los cargos de nuestro partido y todos nuestros candidatos y candidatas somos responsables de los resultados electorales cosechados el pasado domingo, pero eso no impide que también hayan influido otros factores en los mismos de forma determinante.

Es de sentido común que una persona que no tiene cubiertas, o no tiene asegurada la cobertura de sus necesidades básicas de alimentación o de vivienda, ni las de su familia, por carecer de empleo, vote pensando única y desesperadamente en lograr  tener trabajo, antes que pensando en otras mejoras de su bienestar o de su calidad de vida y las de su entorno familiar.

En primer lugar, hay que destacar la subida que se ha producido en cuanto a participación, un elemento que, si bien parece no haber beneficiado en esta ocasión al Partido Socialista, nos alegra en calidad de demócratas. En los días previos a las elecciones, se ha hablado mucho de la salud democrática de este país, por ello saludamos que haya crecido el número de almerienses que han decidido votar en estas elecciones y comprometerse activamente con el gobierno de su pueblo o de su ciudad.

Los resultados que ha obtenido el Partido Socialista en el conjunto de España son muy similares en unas zonas y en otras, aunque por supuesto hay excepciones. Los ciudadanos y ciudadanas han votado más pensando en clave nacional, como pretendía el PP, que en clave local.

En la provincia, hemos perdido votantes, pero desde el PSOE de Almería no nos conformamos con los resultados obtenidos. No estamos satisfechos en absoluto y vamos a trabajar para obtener la confianza de más ciudadanos y ciudadanas.

Es el momento también de hacer un especial esfuerzo para centrar toda nuestra atención en abrirnos más a los ciudadanos y ciudadanas, en escucharlos y en conocer lo que puede ayudarles en su día a día.

Estamos convencidos de que las políticas de la derecha no son la respuesta a los que necesitan los ciudadanos y ciudadanas. Los socialistas de Almería defenderemos, como hasta ahora, los derechos sociales con un proyecto político, como siempre, al servicio de los ciudadanos, defendiendo los pilares del Estado del bienestar.


DESPUÉS DE LAS ELECCIONES

Lejos de buscar matices a la derrota electoral sufrida en las pasadas elecciones municipales y autonómicas, los socialistas hemos asumido que existe un evidente malestar en la sociedad como consecuencia de la crisis económica, malestar que se tradujo en un voto crítico, una abstención crítica y, en definitiva, una clara victoria por parte del principal partido de la oposición, que, no teniendo que afrontar la responsabilidad de combatir los efectos de esta crisis, tampoco ha experimentado desgaste alguno por su negativa a colaborar en ese esfuerzo.

Ya antes de la cita electoral éramos conscientes de los profundos efectos que la dura situación económica por la que atravesamos está teniendo en el ánimo de los ciudadanos. Si algo nos caracteriza a los socialistas es que llevamos a cabo nuestra acción política a pie de calle, pegados a la realidad de los ciudadanos. Por eso sabemos que detrás de las cifras de desempleo hay personas con nombres y apellidos, españoles muy preocupados, pequeños y medianos empresarios que cada noche tratan de ajustar las cuentas, que deciden continuar un mes más o, en el peor de los casos, cerrar su negocio. Son ciudadanos a quienes no hemos sabido trasladarles el porqué de las necesarias reformas que hemos emprendido y cuya confianza hemos perdido.

Y lejos de ensimismarnos en las posibles consecuencias de esta derrota, desde el PSOE queremos seguir centrando nuestro esfuerzo en la situación económica. Las prioridades del Gobierno siguen siendo las mismas: conseguir la recuperación, crear empleo, preservar la cohesión social y los servicios públicos universales, mantener la estabilidad financiera de nuestro país y cambiar el modelo de crecimiento mediante reformas estructurales y una clara apuesta por los emprendedores y la investigación.

El PSOE es un gran partido que tiene hondas y fuertes raíces en la sociedad española, y son muchos los ciudadanos que, temiendo que la derecha pueda llegar a acumular tanto poder como pretende, desean que volvamos a darles motivos para confiar en nosotros en las próximas elecciones. Muy por encima de las decisiones que adoptemos para renovar nuestro proyecto político está el interés de los españoles, los problemas a los que debemos poner solución. Por eso los socialistas vamos a seguir trabajando en cada municipio de acuerdo con la responsabilidad que los electores nos hayan adjudicado, la de gobernar o la de controlar la acción de gobierno, vigilantes siempre ante cualquier tentación que pudiera tener el PP de recortar derechos sociales.

Que el PP haya obtenido una victoria indiscutible en estas últimas elecciones no significa que su modelo de sociedad sea el que España necesita. Esos resultados no hacen menos cierto que allí donde gobiernan se recorta el número de becas de estudio, se tiende a privatizar los servicios sanitarios y la atención a los dependientes no cubre las demandas de los ciudadanos. La derecha que ganó el día 22 de mayo es la misma que en Valencia va a ser investigada por el Tribunal Superior de Justicia de esa comunidad en relación a cuestiones tan graves como son el delito electoral, el cohecho y la prevaricación, es decir, mucho más que dos trajes. Es la misma derecha que en Murcia, a través del director general de Promoción de la Cultura y el Libro, ha llamado “nazis” a los “indignados” de los movimientos del 15-M, “nazis de manual”, “nazis de cojones”.

Desde nuestra responsabilidad de gobierno, en España y en Andalucía, nuestra prioridad sigue siendo la misma, crear empleo; como partido, nuestro objetivo es volver a conectar con los que desean una sociedad más justa y más avanzada.

domingo, 22 de mayo de 2011

LA LIBERTAD DE ELEGIR

Estamos en jornada electoral. Cada cuatro años los españoles ejercitan un derecho recogido en la Constitución Española, derecho que ha posibilitado vertebrar un sistema democrático y libre. 

Éste es posible con el apoyo de los ciudadanos, que son los protagonistas de las elecciones, algo que se tiende a olvidar, lo que va empobreciendo la democracia, creando un sistema endogámico, donde la política se nutre de la política mientras la sociedad discurre dispersa por un sendero diferente. Hay que fomentar el acercamiento de la ciudadanía a la política, no sólo en momentos puntuales sino constantemente.

Los ciudadanos tienen que sentirse parte activa de las elecciones, puesto que es uno de los pilares en los que se basa la democracia. Es importante alentar la participación ciudadana, dándole a ésta la relevancia que tiene. Son muchos los ciudadanos que viven unas elecciones como si se tratara de un circo mediático que no les incumbe, entendiéndolo como una jugada política más, y pensando que nada de lo que suceda después de éstas les afecta en absoluto. Esa idea, cada vez más extendida, trae como consecuencia un desánimo general que va minando el sistema democrático que sustenta. 

La educación, académica y familiar, es también una parte destacable de este engranaje político-social, porque con ella es posible hacer comprender lo valioso de la participación en las elecciones para el enriquecimiento y perdurabilidad de la democracia y el ejercicio de las libertades individuales.

No es momento de buscar culpables de ese cambio en la percepción de la política por parte de la sociedad. Algunos apuntarán a los propios políticos. No seré yo quien rebata esa afirmación, pero no hay que olvidar que también nosotros somos ciudadanos que en este día ejercemos libremente nuestro derecho al voto, ciudadanos que queremos solucionar los problemas de nuestra ciudad, de nuestros barrios, y hemos optado por hacerlo desde los órganos de representación ciudadana que son los escaños, cada cual trabajando por un programa en el que cree y con el que solo quiere mejorar su alrededor y el de sus conciudadanos. Pero ese trabajo queda en agua de borrajas cuando no se recibe el respaldo de los compatriotas, aunque estos compartan gran parte de las ideas y expectativas recogidas en sus programas. Por lo dicho, cuesta creer que los políticos estén interesados en fomentar la abstención sino que, más bien, son los primeros interesados en que los ciudadanos se acerquen a las urnas y dejen oír su voz.

Fue Aristóteles quien dijo que el hombre es un animal político; yo añado que la mujer, también. Y si no lo somos, deberíamos serlo para potenciar la democracia y que siga encaminada a salvaguardar los derechos y libertades de los ciudadanos, sin obviar sus responsabilidades.

Por ello hay que instar a los almerienses a que acudan a votar. Es un ejercicio de responsabilidad cívica que en ocasiones se desprecia, pero lo que se olvida es que votar es decidir, ejercer la soberanía que se conquistó con la Transición, es mejorar lo que no nos gusta. La abstención es un indicador de la salud de una democracia; y en nuestro país ésta se encamina a una enfermedad crónica de la que todos somos responsables.

Quiero animar hoy a los ciudadanos a ir a las urnas, dejar oír su voz en un derecho innegable que les permita transformar su realidad para elegir la ciudad que ellos quieran, el barrio que ellos deseen, el pueblo que les guste. Y los políticos trabajaran para hacerlo realidad, con su permiso.

TODOS A VOTAR

Hoy es el día en que los españoles decidimos con nuestro voto, voto que es también una expresión de nuestro estado de ánimo y, sobre todo, de nuestra voluntad de participar, de no quedar al margen. No es difícil entender que tantas personas se sientan enojadas como consecuencia de la situación económica, y que de ese enojo surja, quizá, la tentación de no acudir a votar. No obstante, no es menos cierto hoy que hace treinta años que los cambios sociales se llevan a cabo en función de los deseos expresados mayoritariamente en las urnas, no de los que se expresan al margen de ellas.

La plena madurez democrática que España ha alcanzado no puede traducirse en abstención, es decir, en desinterés hacia lo que es, precisamente, la esencia del sistema: el hecho de que podemos decidir, de que tenemos no sólo ese derecho, sino ese poder, el de elegir a quienes impulsarán un modelo de sociedad u otro, un modelo de ciudad u otro, el que nosotros queramos, el que la suma de nuestros votos decida. Aunque pudiera parecer otra cosa, la indignación que no se expresa en las urnas es silencio y renuncia. En la abstención no cabe interpretar el deseo de una democracia alternativa, aun cuando ése fuera el propósito de quien se abstiene: de la abstención sólo se beneficia la alternativa a la democracia, y, hasta el momento, como alternativa a la democracia sólo se conoce la falta de ella.

El voto también ayuda a perfeccionar la democracia, ése es parte de su poder. Por razones puramente biológicas, a medida que nuestra democracia cumplía años han ido desapareciendo muchos de aquellos españoles que sufrieron la opresión de no tenerla, de no ser escuchados, de no poder elegir a sus representantes políticos. Pero muchos viven aún, son nuestros mayores y saben lo que costó alcanzar el sueño de vivir en libertad. Sin democracia, escribió Octavio Paz, la libertad es una quimera. Los partidos políticos tienen que mejorar su interlocución con los ciudadanos, sin duda, y sobre todo con los movimientos sociales, también con los que surgen espontáneamente, como los que estos días han ocupado las portadas de los periódicos. A todas esas personas, jóvenes desencantados muchos de ellos, hay que decirles que es votando como se cambian las cosas, como se transforma un país o se dibuja la ciudad y el pueblo en que queremos vivir. Si nos abstenemos, serán otros los que decidan por nosotros.

Por eso quiero hacer hoy un llamamiento al voto. Votar al que votamos la última vez o a otro, al que nos ha convencido de que es necesario un cambio o al que nos ha pedido que renovemos nuestra confianza en él, votar desde la indignación o desde la esperanza, votar en libertad, convencidos de que nuestro voto podrá ser sólo uno pero es fundamental, votar para avanzar juntos, para fortalecernos. Votar para decidir.

martes, 17 de mayo de 2011

VOTAR EN POSITIVO

Impresionados aún por la tragedia ocurrida el pasado miércoles en la vecina Lorca, y tras la suspensión de un día de campaña electoral en señal de duelo por las víctimas del terremoto, los socialistas nos lanzamos el viernes de nuevo a las calles de nuestros municipios para explicarles a los ciudadanos nuestro programa y pedirles su voto. Un voto en positivo, de quienes desean que en su Ayuntamiento haya un alcalde o una alcaldesa que defienda de verdad, con realidades, los derechos sociales y a la gente más humilde, la que peor lo está pasando con la crisis económica. Un alcalde o alcaldesa apoyado en un equipo de gobierno que trabaje con honestidad y transparencia por sus vecinos y esté comprometido con los barrios, no sólo centrado en el centro. Un equipo que apueste por una forma de gobierno austera, clara, transparente, donde los ciudadanos sepan en qué se invierte, cuánto cuesta, de dónde viene ese dinero. 

En un ejercicio de cinismo electoral, el PP ha pretendido apropiarse de la bandera de los derechos sociales, aunque con la misma boca que los defiende sabe igualmente cuestionar la sostenibilidad del Estado del Bienestar. Sus hechos evidencian las intenciones que ocultan: si durante los ocho años que gobernaron en una España con bonanza económica –bonanza basada en buena parte, como se vio luego, en la especulación inmobiliaria-, si en ese tiempo, digo, no subieron el Salario Mínimo Interprofesional ni apostaron por las becas ni tampoco ayudaron a las personas dependientes o a los pensionistas, ¿qué cabría esperar de la derecha en tiempos de crisis?

Esa derecha que aspira a alcanzar el gobierno de nuestros Ayuntamientos es la misma que trata de socavar la confianza en España, usa el terrorismo en clave electoral y critica al Tribunal Constitucional con una irresponsabilidad que provoca escalofríos en todo demócrata de bien. Pero es también la derecha que, sin haber apoyado las políticas sociales impulsadas por el Gobierno de España, asegura ahora que como ellos nadie para ponerlas en práctica. Pero la verdad sabe siempre abrirse paso entre la mentira, por persistente que ésta sea: nunca ha habido tanta protección social como hoy, nunca se habían invertido tantos recursos públicos en becas, nunca habían recibido tanta atención las personas dependientes y quienes se ocupan de su cuidado, nunca se había apostado tan decididamente por la igualdad, nunca hasta ahora el autónomo había podido optar a una prestación por desempleo ni, en caso de ser mujer, tener una baja por maternidad, y sólo ahora las prestaciones del Régimen Agrario están equiparadas a las del Régimen General de la Seguridad Social.

Nadie como el Partido Socialista para impulsar el bienestar general cuando las cosas van bien, y nadie como el Partido Socialista para defender las conquistas sociales cuando las cosas van mal. Es evidente que mucha gente está enfadada como consecuencia de la crisis, pero lo que no imagina el PP es que, si ese enfado se traduce en voto de castigo, no serán los que pusieron todo su corazón y toda su capacidad para superarla los castigados, sino los que no ayudaron, los que aguardan sin más a que el Gobierno socialista se desgaste, de brazos cruzados y en compañía de quienes provocaron lo más duro de la crisis.

No hay más triunfo electoral que el que resulta de sumar un mayor número de papeletas cuando se abren las urnas. Desde el PSOE estamos convencidos de que ese triunfo ha de ser, sobre todo, el de una ciudad, el de un pueblo, el de todos y cada uno de sus vecinos, y ese triunfo sólo está asegurado en nuestro programa.


lunes, 16 de mayo de 2011

LA CAMPAÑA DEL CIUDADANO

Estamos en campaña electoral. Es un momento de de ilusiones, esperanzas y búsqueda de apoyos para poder plasmar los proyectos que tenemos sobre el papel en la realidad de nuestras ciudades y pueblos. Desde la oposición o desde los gobiernos municipales, los socialistas estamos exponiendo los diferentes programas que creemos que serán la clave para los próximos cuatro años. Pero en ocasiones olvidamos que esos proyectos no son sólo ideas que nacen del candidato o de la candidatura en cuestión. Son, o deben ser, un reflejo de lo que los ciudadanos quieren para su ciudad y sus pueblos.

No debemos dejarnos arrastrar por la vorágine de una campaña electoral, de tal modo que olvidemos quiénes son los verdaderos protagonistas de unas elecciones y del posterior gobierno de la ciudad. Y esos protagonistas son los ciudadanos, sin duda alguna.

Por ello, los socialistas abogamos por impulsar la participación ciudadana, por mantener un diálogo permanente con el tejido social, para que los almerienses se sientan parte del proceso democrático y no tengan la tentación de alejarse, por sentirse ajenos a él. Es muy importante poner en marcha los cauces participativos institucionales necesarios. Para los socialistas no es un proceso nuevo ni desconocido. Ya en muchos lugares donde gobernamos se han creado un Consejo de la Ciudad o una Dirección General de Participación Ciudadana, como es el caso de Aragón. Mientras esto sucede, en la Comunidad de Madrid, el PP ha eliminado el Consejo Regional de la Mujer y el Consejo Regional de la Juventud.

Es vital para Almería que se creen órganos institucionales que regulen esa participación ciudadana que haga crecer la confianza de los ciudadanos en su soberanía, puesto que, en ocasiones, política y sociedad toman caminos diferentes. Esa participación ciudadana forma parte también del eje central de nuestro programa, porque posibilitará uno de los puntos clave para los socialistas: la transparencia en la gestión de los ayuntamientos. 

Esa transparencia será posible en el momento en que la sociedad esté más próxima a la política, se informe fidedignamente de las diversas actividades que se programen, impulse la rendición de cuentas y la evaluación de las políticas públicas.

Esa transparencia obliga al esfuerzo de todos los grupos políticos, y más concretamente del que ostenta el poder en ese momento. Si mejoramos nuestros pueblos y ciudades y exponemos ideas realistas que generen resultados satisfactorios para la sociedad, conseguiremos generar confianza en la política por parte de los ciudadanos, una confianza que en los últimos años ha ido cayendo en picado, también porque en ocasiones el interés general se ha visto arrinconado por intereses partidistas e incluso personales.

Debemos salir de la burbuja de cristal, empaparnos de la realidad que nos rodea, de lo que le interesa realmente a la ciudadanía para que la democracia no se convierta, como predica la derecha, en aquel despotismo del “todo para el pueblo, pero sin el pueblo”.

Todos los ciudadanos, sin importar el barrio en el que vivan, tienen derecho a conocer la vida política de la ciudad y participar en ella. La discriminación que algunos barrios han sufrido durante estos últimos años debe acabarse por un principio de igualdad y solidaridad que busque la integración de los colectivos con riesgo de exclusión. 

Por todo ello, los socialistas consideramos que los ciudadanos necesitan formar parte de la campaña electoral porque sin ellos la política deja de tener sentido.

lunes, 9 de mayo de 2011

MODELOS CONTRAPUESTOS

Detrás de unas siglas políticas hay una propuesta de modelo de sociedad, y eso es lo que, en definitiva, se le plantea a los ciudadanos en cada cita electoral, elegir no tanto entre un partido u otro sino entre maneras de entender la convivencia. Ante las elecciones del próximo 22 de mayo, el PSOE vuelve a defender un modelo social basado en la igualdad de oportunidades y en el crecimiento equilibrado y sostenible, pero ¿quién pude decir realmente cuál es modelo de sociedad que propone el PP?

Sabemos que en opinión de la derecha el Partido Socialista es siempre culpable de todos los males, lo es en tiempos de crisis pero también en los de bonanza, pues en ambos casos su reacción inmediata a un resultado electoral desfavorable a sus intereses es pedir elecciones anticipadas. Nunca oirán a un representante del Partido Popular hablar abiertamente de qué harán en caso de obtener un respaldo mayoritario de los ciudadanos, de tal modo que tienen las manos libres para aplicar políticas que promueven un desarrollo económico coyuntural, a corto plazo, y que en el fondo acaban favoreciendo siempre la desigualdad.

En el ámbito municipal lo tienen claro: el crecimiento urbanístico es lo que determina que una ciudad sea grande. De más está decir que es ésta una verdad puramente física, en la cual, sin embargo, las personas juegan un papel secundario, a menos que estén en condiciones de participar en el negocio. Claro que a medio plazo nada más insostenible en el tiempo que una burbuja inmobiliaria, pero, con un poco de suerte, para cuando estalla esta burbuja gobierna ya la izquierda y se le puede culpar de una crisis que se fraguó junto con los ladrillos.

Frente a este modelo, el PSOE está convencido de que una ciudad crece cuando sus habitantes reciben un trato adecuado a sus necesidades sociales. Un alcalde “popular” está siempre dispuesto a encontrar emplazamiento para una nueva urbanización, aunque sea en detrimento de zonas verdes; un alcalde socialista apostará sobre todo por fortalecer los servicios públicos esenciales: la educación, la sanidad o el desarrollo pleno del sistema de dependencia. Nada ejemplifica mejor estas posturas contrapuestas que los planes del actual equipo de gobierno municipal de Almería para La Molineta o el hecho de que este Ayuntamiento sólo gastase en el primer semestre del 2010 la mitad de los más de cinco millones de euros que la Junta de Andalucía le transfirió para atender las solicitudes de atención a la dependencia.

Así se entiende que una de las bazas con las que pretende contar siempre la derecha es la de que los ciudadanos, preferentemente los que tienen una sensibilidad progresista, no adviertan diferencia alguna entre un modelo y otro, y vean a los políticos como un “todos revueltos”, desconfíen de ellos y no acudan a votar. Y si para ayudar a la confusión es necesario decir, como recientemente ha hecho una destacada dirigente del PP, que su partido es “pionero en igualdad”, se dice, aunque apenas se les conozca iniciativa alguna en esta materia y a pesar de haber recurrido la Ley de Igualdad que impulsó el Gobierno socialista o las listas paritarias en Andalucía. Por eso llevan tan mal las derrotas electorales: cuando pierden, no piensan que han sido incapaces de convencer de la bondad del modelo social que proponen, sino que los ciudadanos no se han dejado engañar acerca del modelo que ocultan.

UN ENTORNO URBANO SOSTENIBLE

Resulta obvia, hoy en día, la necesidad de buscar soluciones al cambio climático, una realidad a la que todos debemos enfrentarnos. No es menos cierto que, si bien la protección del medio ambiente es una causa común para todos los ciudadanos, los políticos tenemos una gran responsabilidad a la hora de conseguirla.

De esa responsabilidad nace la Estrategia Andaluza de Sostenibilidad Urbana, aprobada por el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía esta semana. Ésta viene a apoyar los diferentes programas que desde el Gobierno andaluz se han venido llevando a cabo para la protección del medio ambiente y la búsqueda de un sistema de sostenibilidad urbana viable en la sociedad actual.

La estrategia se centra en aspectos tan importantes para un desarrollo urbano sostenible como pueden ser la gestión de los residuos urbanos, el uso racional y eficiente de la energía, la protección contra la contaminación acústica, entre otras. Aspectos todos que vienen a mejorar nuestra calidad de vida, trazando un nuevo modelo urbano que sea respetuoso con el medio en el que se inserta.

La estrategia refuerza los diferentes programas que desde la Junta de Andalucía se han llevado a cabo, como es el caso del programa Ciudad 21, que hace hincapié en aspectos como el carril bici, zonas verdes…; y el Pacto de los Gobiernos Locales frente al Cambio Climático, donde se propuso la reducción de las emisiones de CO2.

Esta estrategia, junto a los programas arriba mencionados, va a aportar una mejora en la calidad de vida en tanto en cuanto se busca una ordenación del territorio más acorde con la sociedad actual. Ejemplo de ello es la incorporación del derecho a la vivienda como objetivo central de la actividad urbanística, buscando un aprovechamiento útil de los espacios existentes.

Igualmente cabe señalar la importancia que en esta estrategia se da a la construcción bioclimática de nuevos edificios, con lo que se pretende aprovechar el entorno natural para lograr unos espacios más respetuosos con el medio ambiente y más saludables para aquellas personas que los habiten.

Un punto esencial para Almería es el impulso de la agricultura ecológica y la obtención de productos locales de producción sostenible en las zonas periurbanas, puesto que la agricultura es el sector económico con más peso en la provincia. Proteger ese suelo cultivable, mejorando la calidad de los productos, respetando el medio ambiente y garantizando una explotación a largo plazo, incide en la consecución de los objetivos de dicha estrategia.

Con la Estrategia Andaluza de Sostenibilidad Urbana se da un nuevo paso para la protección del medio ambiente, una muestra más del compromiso de la Junta de Andalucía por la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos, así como para la sostenibilidad urbana, algo imprescindible para el aprovechamiento útil de los recursos disponibles en el entorno que nos rodea, encaminado a alargar la vida de una sociedad dinámica y cambiante como es la nuestra.

martes, 3 de mayo de 2011

UNA ESTRATEGIA INCOMPRENSIBLE

La proximidad de cualquier consulta electoral consigue hacer visible la peor cara del PP, ésa que se complace en transmitir a los ciudadanos una imagen de crispación generalizada que favorezca el desapego de éstos hacia la política y radicalice a los votantes más conservadores. El reto al que se enfrenta la derecha española es siempre el mismo y se basa en los mismos cálculos: puesto que no es probable que mejoren sus resultados en las urnas, su tarea se centra en provocar la abstención entre los votantes naturales de la izquierda mediante el procedimiento de apartar del debate político aquellos problemas que verdaderamente preocupan en la calle.

Podría pensarse que una crisis económica bastaría por sí sola para armar la estrategia de un partido en la oposición. De hecho, esto es exactamente lo que ha estado haciendo el PP durante lo que va de legislatura: no ayudar pero sí utilizar. ¿Por qué entonces cuando estamos llamados a decidir quién es el mejor candidato para gobernar un ayuntamiento o determinadas comunidades autónomas la vieja guardia del PP vuelve a poner en el centro del debate la lucha antiterrorista?

Es evidente, por un lado, que los conservadores no quieren hablar de determinadas cuestiones: no quieren hablar de Empleo, Educación, Sanidad y Dependencia, y en cierto sentido es lógico: el Gobierno regional de Madrid va privatizando paulatinamente la sanidad, el murciano eleva las tasas universitarias y el valenciano es el que menos presupuesto por habitante destina a la educación pública. Mientras el PSOE propone educación y sanidad de calidad, el PP quiere "copago", donde el PSOE habla de innovación y energías renovables, el PP se guarda aún la carta del ladrillo y de las nucleares.

Pero tengo la impresión de que seguir ocultando su programa no es la única razón para que Aznar haya sacado su resentida vara de mando o para que Mayor Oreja y Acebes hayan vuelto a tirar de calumnias en materia antiterrorista, animando en su partido el que cargos intermedios de menor relevancia caigan en el más absoluto y abyecto despropósito al decir, por ejemplo, que Zapatero y otros destacados socialistas “tendrían que estar en Auschwitz”, como ha hecho un dirigente “popular” de Martorell, o que “votar al PSOE es votar a quienes están pactando con la banda ETA”, tal y como ha afirmado uno de sus diputados. No soy capaz de recordar cuándo empezó el PP usar el dolor de las víctimas de ETA como arma electoral para atacar al PSOE, pero sí que no fue en la trágica mañana del 11 de marzo del 2004, que venía de antes. Lo que resulta incomprensible para la mayoría de los españoles es que la derecha siga empeñada en algo tan inmoral incluso cuando estamos más cerca que nunca del fin de la banda terrorista, cuando los éxitos de este Gobierno en la lucha contra ETA son abrumadoramente evidentes.

¿Qué ánimos buscan excitar y con qué objeto? ¿Debemos pensar que el PP no está seguro de las encuestas, y por eso vuelve a recurrir a un asunto que por su propia naturaleza debiera estar siempre al margen de los enfrentamientos partidistas, o bien que está tan crecido que no tiene inconveniente en mostrar su verdadera cara? Sean las que sean las respuestas a éstas y otras preguntas parecidas, lo cierto es que la derecha no conoce a los ciudadanos de este país, al menos no a esa inmensa mayoría que espera de sus representantes políticos cercanía, sensibilidad hacia sus problemas reales y determinación inequívoca de resolverlos, exactamente lo que no encuentran en el Partido Popular.

lunes, 2 de mayo de 2011

Para una mayor seguridad en el campo

Esta semana comparecían ante los medios de comunicación la Ministra de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, Rosa Aguilar, y el Ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, para dar a conocer el Plan contra los robos en explotaciones agrícolas y ganaderas que el Gobierno va poner a poner en marcha.

Esta actuación pretende dar respuesta a las demandas trasladadas por los agricultores y ganaderos de España ante un incremento de los robos en sus explotaciones.
El Plan de seguridad especial que el Gobierno socialista va a desarrollar en el campo contempla reforzar la vigilancia en zonas agrarias, con más de 1.170 agentes de las Unidades de Reserva.

Para mejorar la seguridad en el ámbito rural las Unidades de la Guardia Civil encargadas de tareas de protección de seguridad ciudadana concentrarán su esfuerzo principal en la lucha contra los robos en instalaciones agrícolas y ganaderas a partir del día 2 de mayo, que es cuando se activa este Plan de seguridad.

Además este operativo especial contempla también la conformación de Unidades ideadas específicamente para luchar contra estos delitos en todas las Compañías territoriales de la Guardia Civil. Colaborarán también con este plan de las Unidades de Tráfico y el propio SEPRONA. Así como también recibirán apoyo las Unidades territoriales de la Guardia Civil de las Unidades que los mandos pueden destinar allí donde considera necesario en cada momento para atender mejor las necesidades del servicio.

En definitiva el Ejecutivo ha dispuesto efectivos y ha planteado una estrategia de coordinación de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado con otros dispositivos de trabajo en el campo para dar respuesta a una demanda de los trabajadores agrarios y ganaderos.

La prevención es las tareas de seguridad es fundamental. La Guardia Civil se centrará en la intensificación de los servicios preventivos en las franjas horarias de mayor incidencia de estos robos, en la detección de vehículos sospechosos y de señales de forzamiento en instalaciones, en el incremento de los controles de carreteras y nudos de comunicación y en la puesta en marcha de dispositivos específicos sobre establecimientos de compra-venta de material agrícola usado.

Asimismo la Guardia Civil intensificará las relaciones y el trabajo conjunto con el sector agrícola y ganadero para evitar los robos.

Los problemas de nuestra economía y el crecimiento del desempleo en nuestro país no han ido acompañados de un aumento del número de delitos y de faltas, al contrario, estos se han reducido en el último año. Sin embargo la Guardia Civil sí que ha detectado un repunte en los robos a las instalaciones agrícolas y ganaderas a finales de 2010. Estas instalaciones son especialmente difíciles de atender en cuanto a su seguridad por su extensión territorial, por la dispersión de las instalaciones y por su ubicación normalmente en lugares donde no residen vecinos.

Los agricultores y ganaderos merecen que se proteja sus explotaciones, los lugares de los que depende su trabajo, de los amigos de lo ajeno porque aunque los robos en este tipo de instalaciones no suelen ser de elementos cuyo coste sea muy elevado sí que alteran negativamente el trabajo de los productores y ganaderos.

El compromiso del Gobierno de España con el primer sector de nuestra economía se ha vuelto a poner de manifiesto de nuevo con este Plan contra los robos en explotaciones agrícolas y ganaderas.