lunes, 23 de noviembre de 2009

LA MAGIA DEL TEATRO

Desde hace ya más de un cuarto de siglo, hay unos días, más o menos a comienzos del año, en que Almería se viste de teatro clásico. Es, en esas fechas, tiempo de jubones, calzones gregüescos, borceguíes, cuellos de lechuguilla, espadas, tiempo para damas y galanes, graciosos y criadas, reyes, comendadores y alguaciles, tiempo de grandes amores, de equívocos cortesanos, tiempo para la arbitrariedad de los poderosos, los enredos de palacio, el honor de los humildes y el coraje de los pueblos. Pero sobre todo es tiempo para el luminoso verso del Siglo de Oro, declamado con la magia que proporciona la emocionante inmediatez de un escenario teatral.


Tras veintiséis ediciones, las Jornadas de Teatro del Siglo de Oro celebradas en Almería son ya un referente nacional e incluso internacional entre los acontecimientos de estas características, al punto de tratarse del segundo Festival más significativo de entre los que se celebran en España, tras el histórico de Almagro. Desde 1986, en que vio la luz, ha ido creciendo en importancia, en actividades paralelas y en sedes. Hoy por hoy, las Jornadas suponen un hervidero de actividades culturales: representaciones, exposiciones, conferencias, homenajes y recitales se reparten por Almería capital, Roquetas de Mar, Tabernas, Senés, Vélez Rubio, Vicar, Huércal Overa o El Ejido, siendo seguidas anualmente por miles de incondicionales y curiosos. Desde las tramas de obras imperecederas o de obras recuperadas, que no se ponían en escena desde los siglos XVI y XVII, nos han hechizado no solo las palabras de Cervantes, Tirso, Rojas Zorrilla, Lope o Calderón, sino también las de autores menos conocidos por el gran público.


Estos días, sin embargo, las Jornadas de Teatro del Siglo de Oro han entrado en el terreno de la noticia preocupante, al plantear Antonio Serrano, quien las ha dirigido desde sus inicios y ha sido, sin duda, el alma y el motor de este proyecto ya consolidado, la posibilidad de abandonar. De manera inmediata, las entidades que lo patrocinan, tanto públicas como privadas, han mostrado su apoyo incondicional a la continuación de las Jornadas, y se propició una reunión entre el director y los máximos representantes de las instituciones públicas que gestionan la cultura en nuestra provincia y colaboran con el evento: Delegación provincial de la Consejería, Diputación provincial e Instituto de Estudios Almerienses. El compromiso es que las Jornadas continúen –Almería no puede permitirse en modo alguno perder un acontecimiento de esta categoría-. Para ello, será necesario, y así ha sido ya planteado, analizar las necesidades reales para intentar dar respuesta a todas ellas, y estudiar la posibilidad de crear una fundación que gestionase la realización de las Jornadas y firmar un convenio de colaboración entre todos los patrocinadores para continuar apoyando un proyecto tan fundamental para la provincia.

Hay un objetivo, para cuya consecución no parece haber problemas relevantes, y es que los almerienses, así como todos aquellos que nos visitan expresamente para asistir a las actividades que se desarrollan al calor de las Jornadas, podamos seguir siendo partícipes de una experiencia tan estimulante. Porque se acude a la representación de un drama clásico con la idea, muchas veces, de hacer un viaje en el tiempo, y en no pocas ocasiones nos encontramos con que los conflictos que se plantean entre los personajes han sobrevivido al paso de los siglos.



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