sábado, 24 de octubre de 2009

UNIVERSIDAD, INNOVACIÓN Y FUTURO

En los últimos años, las universidades españolas, fundamentalmente las públicas, han modificado de forma sustancial el papel que juegan dentro de la sociedad, ampliando sus funciones y proporcionando a los estudiantes algo más que formación superior y posibilidades de investigar. Se trata de instituciones perfectamente imbricadas en el tejido social, acompasadas con las necesidades reales de un mundo competitivo y exigente, en las que el título es ya sólo una parte de lo que buscan nuestros jóvenes cuando se matriculan en ellas.


Una de esas aportaciones que las universidades realizan hoy a la sociedad es la de incubar las llamadas “spin-off” o empresas que germinan en el seno de una entidad ya existente, se fortalecen en ella y emprenden posteriormente su propio camino. La palabra “semilla”, utilizada en algunos ámbitos para definir a una “spin-off”, me parece mucho más acertada que esa posible traducción del inglés usada en otros, “salpicadura”. Más acertada, más significativa y, por qué no decirlo, más bella. Se trata, en cualquier caso, de proyectos empresariales que nacen y crecen al amparo de las investigaciones desarrolladas, sobre todo, dentro las aulas y laboratorios universitarios, que ayudan a transferir el conocimiento y los avances científicos y técnicos, que son también, inicialmente, un vehículo de autoempleo, y que favorecen, una vez independizadas, la aplicación directa en la sociedad de todo aquello que la universidad promueve y alimenta como alma máter.
Almería es hoy la provincia andaluza en la que más posibilidades existen de sacar adelante una “spin-off” universitaria, tal y como demuestran las cifras. Desde que en el año 2004 la Junta de Andalucía, a través de la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa, pusiera en marcha el Programa Campus, en nuestra provincia se han hecho realidad veintiséis de estos proyectos empresariales, los cuales han generado ciento veintitrés puestos de trabajo de alta cualificación. El Programa Campus tiene como objetivo ayudar a crear Empresas de Base Tecnológica; el respaldo a nuevos proyectos se rige por criterios de eficiencia social y se concreta en la concesión de préstamos participativos de hasta doscientos mil euros, que habrán de ser devueltos, junto con los intereses que generen, en función de los resultados que obtenga el proyecto.
La semana pasada se presentaron en Almería los últimos cinco proyectos enmarcados dentro de este Programa, centrados en los sectores de las energías renovables, las ciencias de la salud y la biotecnología. Se trata de iniciativas que van desde la aportación de soluciones para el sector agroalimentario y ambiental, al diseño y mantenimiento de espacios vivos dentro del paisaje urbano; de la realización de proyectos de energía solar térmica o el desarrollo de sistemas inteligentes para terceros, a la creación de técnicas novedosas en la evaluación y tratamiento de los transtornos infantiles vinculados al daño cerebral.
Tenemos, por un lado, una Universidad, la almeriense, que ha venido demostrando desde su creación un extraordinario dinamismo, que no posee esa larga tradición de las universidades históricas, pero que nació ya con un irrenunciable anhelo de modernización, progreso, apertura a la sociedad y utilidad pública que son sus señas de identidad; por otro, nos encontramos con un Gobierno autonómico que apuesta claramente por los emprendedores y por la innovación científica y técnica, de ahí, entre otras cosas, que Andalucía ocupe los primeros puestos de creación de “spin-off” universitarias en España. La estrecha colaboración entre ambas instituciones sigue fructificando como semillero de futuro y como referencia de la Almería del mañana que construimos entre todos.


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