La comarca del Almanzora es,
suelo decirlo fuera de Almería, uno de lo espacios más bellos de Andalucía; no
en vano se trata de uno de nuestros principales pulmones verdes, con gran
diversidad de flora, paisajes que impactan por los contrastes y la huella
cultural de las muchas civilizaciones que pasaron por ella. Eso la convierte en
un atrayente destino del llamado turismo sostenible. Ahora bien, decir comarca
del Almanzora es sobre todo decir mármol, y decir mármol es decir pilar
económico. No en vano, es la primera zona de España en reservas, calidad y valor
de la producción, siendo nuestro país, a su vez, el segundo productor de mármol
de todo el mundo.
Desde un punto de vista
estrictamente económico, el mayor activo con que ha contado y cuenta la llamada
Comarca del Mármol son sus pequeños y medianos empresarios, quienes desde
siempre entendieron el valor de la unidad y de la innovación. Igualmente, el
sector se ha convertido en ejemplo de cómo la coordinación entre empresa y
Administración es un eficaz instrumento de desarrollo. Se han sumado, pues, el
esfuerzo de quienes crean riqueza y empleo y la voluntad de los poderes públicos
de atender a sus necesidades.
Cuando llegan períodos de
dificultades económicas, sobre todo si éstas son tan severas como la actual, no
hay sector donde menos fortuna hagan los mensajes de catastrofismo -tan del
gusto de algunos-. Por el contrario, los empresarios del mármol quieren oír que
hay soluciones, y que éstas se ponen en marcha. Y eso es lo que está haciendo el
Gobierno andaluz, que ya implantó en su día en Macael el Centro Tecnológico
Andaluz de la Piedra, que impulsó la autovía del Almanzora para facilitar el
transporte de la piedra natural y que ha seguido llevando a cabo importantes
medidas de apoyo al sector, como la creación de una nueva línea ICO, el Plan
Cluster del Mármol, gestionado por la Agencia IDEA, la mejora de sus condiciones
financieras o, desde el pasado mes de mayo, el Plan de Acción del Mármol,
desarrollado por la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa, cuyo objetivo
primordial es aliviar al sector de la dura situación por la que atraviesa la
economía mundial y preparar el terreno para ese esperanzador futuro que se
extiende más allá de la crisis. Este Plan ha invertido ya casi cuatro millones
de euros en incentivos.
Resulta realmente difícil
evitar que un artículo de opinión sobre este asunto acabe por convertirse
simplemente en una enumeración de las muchas iniciativas que el Gobierno de
Andalucía está adoptando para ayudar al sector, de modo que, en beneficio de una
lectura más ágil, muchas habrán de quedar fuera. Ahora bien, dos proyectos
hubieran merecido, por sí solos, ocupar por entero estas líneas: la implantación
en Macael de un Campus Universitario Técnico del Mármol, con todas las ventajas
formativas y de otra índole que puede suponer, y la creación de un Laboratorio
Industrial, del que forman parte varios proyectos ajustados a las necesidades
concretas y específicas de cada empresario.
Sostenibilidad, innovación,
internacionalización, competitividad, conceptos que han de ser plenamente
asumidos por todos los sectores económicos pero que desde siempre forman ya
parte de las señas de identidad del sector del mármol. Hermoso el entorno
natural y hermosa también la realidad empresarial que sigue creciendo en esta
zona de la provincia de Almería abierta al mundo.
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