Esta semana pasada ha tenido lugar en
la Moncloa la reunión del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero,
y el líder de la oposición, Mariano Rajoy. Era la cuarta vez que se producía un
encuentro de tales características en la presente legislatura.
En esta ocasión la reunión tenía unos
objetivos muy claros y era tratar de alcanzar un acuerdo sobre el apoyo al plan
de rescate de Grecia y la agilización en la reestructuración del sistema
financiero español.
Afortunadamente el encuentro se saldó
con los dos acuerdos. El apoyo a Grecia significa una operación sin precedentes
en la historia de la Unión Europea y que supone que España va a hacer un
préstamo como nunca lo ha hecho a otro país, por un importe de casi 10.000
millones de euros, distribuidos a lo largo de 3 años.
Por lo que respecta a la
reestructuración del sistema financiero, que afecta fundamentalmente a las
cajas, es un pilar básico para la recuperación, para el asentamiento de la
confianza, para la solvencia de nuestra economía y para que las empresas vuelvan
a invertir.
Que PSOE y PP sumen esfuerzos políticos
e institucionales ante este tema permitirá que el 30 de junio esté concluido el
proceso de fusiones de cajas, y que España tenga ya, en esa fecha, un mapa más
definitivo de su sector financiero que permita reestructurarlo, sanearlo y
dimensionarlo adecuadamente con los medios que el Fondo de Reestructuración
Ordenada Bancaria (FROB) ha puesto a disposición de las entidades, con el
concurso de la Comisión Europea.
Además se podrá promover conjuntamente,
en los próximos tres meses, una reforma de la legislación de las cajas de ahorro
con los cambios que la reestructuración hace necesarios.
Asimismo los dos líderes también
intercambiaron información y opiniones sobre la situación económica y sus
perspectivas. Mientras que Rajoy ponía sobre la mesa que era necesario poner en
marcha un plan, el Gobierno socialista ya lo tiene hecho y está
ejecutándose.
Un plan que se basa en la aplicación de
una política de estímulos fiscales, en un Plan de Consolidación Fiscal (el
Gobierno Español va a cumplir el plan remitido a Bruselas para reducir el
déficit, con el objetivo de llegar al 3% en 2103), y en continuar actuando en
reformas en las políticas energéticas e industriales y alcanzando acuerdos en lo
referente a la reforma laboral y la reforma de pensiones.
Otro objetivo común que sí se puso de
manifiesto es el de llegar al año 2013 habiendo reducido el déficit hasta el 3%.
El camino por el que ha optado el Gobierno es muy distinto al que le gustaría a
Mariano Rajoy. El Gobierno ha optado por una reducción anual razonable del
déficit que, permitiendo alcanzar el objetivo del 3% en 2013, no ponga en riesgo
la recuperación económica.
Sin embargo el líder de la
oposición era partidario de haber hecho una reducción drástica del déficit este
mismo 2010, cortando bruscamente el gasto de la inversión pública, aunque eso
suponga comprometer el crecimiento.
Aunque los acuerdos son positivos y
fundamentales para trasladar confianza, creo que muchas españoles echaron de
menos un ejercicio de responsabilidad en vez de electoralismo. En esta ocasión
no se trataba de echar una mano al Gobierno, sino de echar una mano al país que
tanto lo necesita.
El Partido Popular tendría que tener en
cuenta que hay que seguir haciendo esfuerzos, reformando la economía e
intentando que salgamos de esta situación y para eso uno de los elementos
fundamentales es trasladar confianza tanto fuera como dentro de nuestro
país.
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