lunes, 28 de diciembre de 2009

HACIA EL AÑO DE LA RECUPERACIÓN

Sin duda alguna, el año que acaba será recordado como el de la crisis. Muchos españoles, como muchos ciudadanos de todo el mundo, han experimentado el desasosiego de estar atravesando una difícil situación económica, pero también la cercanía del Gobierno, que no ha cejado en su esfuerzo por atenuar sus efectos allí donde, precisamente, podían haber sido mucho peores. Nadie, salvo quienes entendieron desde un principio que una crisis económica podía incrementar sus expectativas electorales, puede negar que tanto el Gobierno de la Nación como el de la Junta de Andalucía han centrado toda su voluntad política en parar el golpe, preparar el camino hacia la recuperación y proteger a los colectivos sociales más vulnerables, evitando así que de la crisis saliéramos con una sociedad dividida entre los que pudieron superar la situación y los que se quedaron en el camino. 


Los socialistas hemos estado cerca de las preocupaciones de la gente. He dedicado más de la mitad de los artículos con los que cada semana me dirijo a los lectores de Ideal a esta cuestión, y en todos ellos quise subrayar una palabra: confianza. No una confianza ciega y exclusiva en los Gobiernos central y autonómico, sino sobre todo una confianza en nosotros mismos, en nuestra capacidad para superar las situaciones difíciles, y sí, también una confianza en las administraciones en cuyas manos está el adoptar las iniciativas y poner en marcha los recursos necesarios. Una confianza crítica, si se quiere, condicionada a los resultados, pero confianza, en fin, en que la política puede y debe ser útil y no tan sólo una ocasión para la gresca partidista.

La derecha española ha aportado tan sólo un NO constante y ha pretendido instalarnos a todos en un estado de censura permanente. Esa negativa a arrimar el hombro se ha resuelto al final en una imposibilidad manifiesta de conocer qué hubiera hecho el PP de haber estado en el Gobierno, qué gastos públicos hubiera recortado, qué reformas laborales hubiera impuesto y en beneficio de quiénes. El estado de censura a la totalidad en el que sus dirigentes se han hecho fuertes ha alcanzado, más allá de todo sentido de la responsabilidad, a delicados problemas internacionales como el del secuestro del pesquero Alakrana o el de la activista saharaui Aminetou Haidar, en  los que parecía que para los “populares” lo de menos era las vidas que estaban en juego y lo de más el desgastar al Gobierno. De ahí que cuando ambos problemas se resolvieron finalmente, a la derecha se le desencajó el gesto y el discurso.  


Los problemas se van resolviendo, los datos económicos y de empleo permiten albergar una sólida esperanza en que 2010 será el año de la recuperación, el Gobierno de España sigue sacando adelante importantes leyes, como la del nuevo modelo de financiación autonómica, gracias a su capacidad para alcanzar acuerdos parlamentarios que al PP le resultan siempre inalcanzables. En lo que respecta a Almería, se suceden noticias más que positivas con respecto a uno de los mayores obstáculos con los que nuestra provincia ha tenido que enfrentarse históricamente: las comunicaciones. 

El anhelado vuelo con Sevilla será una realidad en pocos días, las obras de la Autovía del Mediterráneo han seguido a buen ritmo y al proyecto de Alta Velocidad por el Levante peninsular se suma otra línea a través de Granada. El Ministerio de Fomento prevé que hasta treinta convoyes diarios enlacen Granada y Almería, quince por cada sentido, y que su trayecto, naturalmente, se prolongue más allá, con lo cual Almería pasaría de ser el punto y final de las líneas ferroviarias a ser lugar de paso. 


Se puede optar por ver el lado negativo de todas las cosas, pero lo cierto es que no se conoce de nadie, individuo o país, que haya podido remontar el vuelo con el lastre de la desconfianza perpetua. Vayan, pues, mis mejores deseos para todos los almerienses en este año que está a punto de comenzar.

No hay comentarios: