lunes, 21 de junio de 2010

Por un trabajo digno

El Gobierno ha aprobado esa semana una reforma laboral que es buena, necesaria y sobre todo muy equilibrada, que va a abordar los problemas que tiene nuestro mercado laboral y va a situarnos en la senda del crecimiento.
Uno de los objetivos que esta reforma pretende es la de ayudar a las empresas a adaptarse al contexto económico de la crisis que estamos viviendo, para que tengan la capacidad y facilidad de tomar decisiones, antes de llegar al ultimátum de tener que despedir a alguien.
Asimismo se pretende contribuir a la reducción del desempleo e incrementar la productividad de la economía española. A estos efectos, la reforma se dirige a corregir la dualidad de nuestro mercado de trabajo, promoviendo la estabilidad en el empleo, e incrementando la flexibilidad interna de las empresas en la negociación colectiva para que ésta pueda adaptarse a las circunstancias específicas que atraviese.
Se trata, pues, de establecer que las condiciones que faciliten la contratación, lo hagan en favor, de la indefinida y que, para ello, las empresas cuenten con la certeza de poseer instrumentos que les permitan adaptarse a las circunstancias cambiantes de un mercado crecientemente competitivo.
Además, el Gobierno va a enviar al Parlamento esta reforma pidiendo que sea tramitada como Proyecto de Ley, para consensuarla con los grupos políticos y enriquecerla.
Esta reforma es necesaria porque el modelo laboral que hay en España, es prácticamente el mismo que hay desde hace 20 años y eso ha hecho que se quede antiguo y que se ineficaz puesto que crea problemas para los trabajadores, para las empresas y para la economía. No podíamos seguir con el mismo modelo laboral, ni el mismo modelo productivo porque la realidad de hoy es muy diferente a la de años atrás.
También nos va a servir para dinamizar el mercado de trabajo y crear empleos más estables y de mayor calidad mediante más contratos indefinidos y menos temporales e introduciendo la flexibilidad necesaria para que las empresas puedan afrontar situaciones de dificultad sin tener que recurrir al despido o al cierre.
En España nos encontramos con 15 millones de trabajadores con contrato indefinido, casi 4 millones de trabajadores con contrato temporal y más de 4 millones, en desempleo cuya expectativa de contratación en la salida de la crisis será, en un 90% de los casos, es temporal.
Las respuestas que aporta esta reforma es que una gran parte de esos 4 millones de trabajadores con contrato temporal, que tiene establecida una indemnización de sólo 8 días por año, pase a tener un contrato indefinido, con una indemnización de 33 días por año.
Además se ha propuesto que los nuevos contratos temporales que se hagan, y que ahora tienen una indemnización por despido de 8 días, aumenten paulatinamente hasta alcanzar una indemnización de 12 días por año, que el uso de los contratos por obra y servicio limiten su duración y que se extiendan las medidas para evitar el encadenamiento sucesivo de contratos temporales.
Con ello, las expectativas de estabilidad en el empleo de los que ahora están en desempleo van a mejorar sustancialmente respecto a las actuales.
Se trata pues de dar las mayores facilidades para reducir el empleo precario y convertirlo en empleo indefinido y estable, sin pérdida de derechos para los trabajadores.
Tenemos que adaptarnos a esa realidad cambiante, si queremos aprovechar la recuperación para volver a crecer y crear empleo más estable y si queremos mantener el Estado de Bienestar que tanto nos ha costado conseguir.
 

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