lunes, 14 de junio de 2010

LA REFORMA NECESARIA

Finalmente, la reforma laboral que tanto necesita España será aprobada este miércoles en Consejo de Ministros mediante decreto y sin que haya sido posible el acuerdo entre los agentes sociales. No era ésta, desde luego, la fórmula que contemplaba el Gobierno como primera opción, pues la experiencia demuestra el excelente resultado que siempre ha dado el diálogo social, pero todos los plazos se han agotado ya: el sentido de la responsabilidad exige una modernización del mercado de trabajo que suponga un impulso a la creación de empelo y contribuya decisivamente a reducir las tasas de paro. La reforma estará sujeta, pues, a aquellas medidas que el Gobierno estime más convenientes y beneficiosas para los intereses de todos, de unos y de otros; medidas que no menoscaben los derechos de los trabajadores y que al mismo tiempo permitan a las empresas aligerar sus costes, que hagan más accesible y menos gravosa la contratación indefinida y más rígida la temporal, y que, de cara al exterior, transmitan señales de calma y confianza desde nuestro país a los mercados financieros.  

Las circunstancias han hecho que nuevamente los españoles y nuestros socios europeos vayan a poder evaluar el grado de seriedad, de coherencia y de compromiso del principal partido de la oposición. El voto en contra de las medidas de ajuste económico aprobadas por el Ejecutivo para reducir el déficit público supuso un enorme error político por parte del PP, que prefirió desgastar al presidente Zapatero antes que proteger los intereses no sólo de nuestro país sino de toda Europa. El discurso que aún sostienen sus dirigentes de que somos un país “intervenido” y “aislado”, tan extremadamente demagógico y tan dañino con nuestra imagen, ha quedado demolido por el durísimo ajuste económico llevado a cabo por Alemania (recorte de ayudas a la familia, eliminación de subvenciones para los parados de larga duración, supresión de 15.000 empleos en la Administración y reducción de un 2,5% de los sueldos de los empleados públicos) y por el no menos duro que se avecina en Reino Unido, cuyo Gobierno, en manos, como el alemán, de un partido hermano del PP, ya ha anunciado a sus ciudadanos que será un ajuste “que va a afectar a nuestra economía, a nuestra sociedad y a nuestra forma de vida”.  

Afirmar, como hace el PP, que el Gobierno español está aislado recuerda a esa actitud un tanto pintoresca con que algunos conductores británicos sostienen que somos nosotros, el resto del mundo, los que circulamos al revés. En realidad, es la derecha española la que ha quedado fuera de juego, y era a las orejas del señor Rajoy a las que el Coordinador del Partido Popular Europeo y ministro de Economía de Finlandia, Jirki Katainen, estaba dando un tirón cuando hace bien poco dijo lo siguiente: “Animamos a nuestros Gobiernos y partidos en la oposición a actuar de forma responsable. No es tiempo de buscar réditos políticos a corto plazo. Es nuestro mensaje a nuestros partidos hermanos”. 

No, no es tiempo de frotarse las manos, sino de arrimar el hombro. Veremos qué  ocurre ahora. Desde el PP han insistido reiteradamente en que la reforma laboral había que hacerla ya, con acuerdo o sin acuerdo. ¿Votará  también en contra de ella cuando se debata en el parlamento?

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