El último documento de trabajo que ha
presentado el Gobierno a los interlocutores sociales, sindicatos y
organizaciones empresariales en el marco del diálogo social sobre actuaciones en
el mercado de trabajo les fue entregado el pasado lunes. No se trata de un
documento final, sino que está abierto a negociación y modificaciones.
Tal como se ha mantenido en la mesa
de negociación, el Gobierno de España entiende que esta debe articularse
alrededor de cinco ejes fundamentales: dualidad y temporalidad de nuestro
mercado laboral, revisión de la política de bonificaciones a la contratación,
programa de empleo de jóvenes, intermediación laboral y fomento de la reducción
de jornada como instrumento de ajuste temporal de empleo. El documento de
trabajo propuesto por el Gobierno en la Mesa de diálogo social contiene medidas
para todas y cada una de estas materias.
Para acabar con la temporalidad de
nuestro mercado laboral y con la dualidad entre trabajadores fijos y temporales
la propuesta del Gobierno recoge la contratación estable como elemento central
del nuevo modelo de crecimiento económico y de nuestro sistema de relaciones
laborales. Esto sería posible con medidas que propicien la contratación
indefinida y con otras que racionalicen el uso de la contratación temporal y
desincentiven su uso injustificado. Y todo ello sin que produzca un incremento
de costes que grave las nuevas contrataciones y afecte a la creación global de
empleo.
En torno al último documento
presentado el Gobierno a la mesa de diálogo social ha surgido la polémica en lo
que hace referencia al modelo austriaco. En esta parte se habla de sistemas de
indemnización por despido que en los últimos años se han adoptado en algunos
países europeos, que permitan incrementar la estabilidad en el empleo y fomentar
una movilidad laboral más sana, así como la formación para el empleo a lo largo
de toda la vida laboral. El Gobierno considera que es necesario avanzar en vías
de este tipo que podrían ser de especial utilidad para resolver el problema
estructural más grave de nuestro mercado de trabajo: la dualidad entre
trabajadores fijos y temporales.
Con este modelo, tal y como funciona
en Austria, el despido está garantizado. Cada trabajador tiene una cuenta
individual donde mensualmente se ingresa la parte correspondiente a la
indemnización por despido, un porcentaje de su sueldo, como ocurre con la
cotización por desempleo.
Si el trabajador es despedido, retira
los fondos de esta cuenta, por lo que la indemnización no supone un sobrecoste
para la empresa de forma puntual ni tiene que abonarle en ese momento
indemnización alguna. Si el trabajador no es despedido y cambia de trabajo, se
lleva la cuenta a otra empresa que es la encargada de ingresarle. Si el
trabajador, con el modelo austríaco, finalmente se jubila sin haber sido
despedido puede retirar los fondos de la cuenta y complementar su pensión de
jubilación.
En Austria se pretende que tanto el
desempleo como las indemnizaciones por despido sean financiados con las
cotizaciones, el Estado sólo paga unas prestaciones mínimas de paro. Además este
modelo facilita la movilidad laboral, hay menos reticencias a cambiar de puesto
de trabajo tanto por parte del trabajador como de las empresas.
Esta propuesta ha de someterse aún al
análisis detenido de los agentes sociales en la mesa de negociación y sólo
saldrá adelante en caso de que entre todos se llegue a un acuerdo para
ello.
El Gobierno mantiene firme su
propósito de concluir la negociación con un acuerdo tripartito con
organizaciones empresariales y sindicales que permita avanzar hacia un mercado
de trabajo más moderno, funcional y coherente con el desarrollo de la Economía
Sostenible; un acuerdo, que garantice su equilibrio y aplicación más eficaz, que
respete los condicionantes presupuestarios en que se enmarca la actual política
económica y que apoye la creación de empleo y aumente las oportunidades de
empleo de las personas desempleadas.
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