lunes, 25 de octubre de 2010

UNA INTENSA SEMANA


No cabe duda de que la semana pasada tuvo un extraordinario calado político. Frente a quienes pregonaban la idea de un Gobierno débil, vacilante, que no podría agotar la legislatura, el Ejecutivo presidido por Rodríguez Zapatero lograba despejar la incertidumbre presupuestaria, garantizaba la estabilidad política mediante acuerdos con otros partidos y procedía a una remodelación ministerial encaminada a consolidar las reformas económicas y sociales puestas en marcha.

Todo ello es, objetivamente, bueno para los intereses de España y pésimo para los que tienen depositadas sus expectativas electorales en el mero desgaste del Gobierno, no en su propia capacidad de despertar ilusión o esperanza en los ciudadanos. Rechazadas en el Congreso todas las enmiendas a la totalidad de los Presupuestos Generales –es el turno ahora de la tramitación de las enmiendas parciales-, nuestro país encara un futuro inmediato sin sobresaltos. Se olvidan los que esperaban lo contrario que la imposibilidad de aprobar unos Presupuestos no habría sido negativo solamente para el Gobierno, sino que sobre todo habría resultado nefasto para nuestra economía: habría provocado la desconfianza hacia nuestro país, habría frenado la recuperación económica y habría dejado en el aire las necesarias reformas de nuestro modelo productivo que ya están siendo acometidas.

Que el líder de la oposición y empecinado aspirante a La Moncloa –en España nunca una misma persona había estado en disposición de ser derrotada tres veces en unas elecciones generales- criticase tan agriamente los acuerdos alcanzados para asegurar la aprobación de los Presupuestos, demuestra cuál es la principal preocupación del PP: no el hecho de que el país pueda disponer de unas cuentas para el 2011 que legítimamente no le gustan, sino que con ellas el actual Gobierno afianza una segunda legislatura completa. Evidencia, además, tener una flaca memoria, pues los nacionalistas a los que ahora vilipendia por llegar a acuerdos con el Gobierno socialista son los mismos que afirmaron haber obtenido de Aznar  cesiones extraordinarias a cambio de su investidura.

Despejadas las incertidumbres presupuestarias y políticas, el presidente Zapatero procedió de inmediato a realizar una profunda remodelación de su Gobierno con el fin de afrontar el tramo final de la legislatura desde la fortaleza y la austeridad. Será el equipo que complete las reformas, acelere la recuperación de la economía y el empleo y siga salvaguardando nuestro Estado del Bienestar. Se trata, además, de un Gobierno en el que Andalucía contará con tres piezas fundamentales: Manuel Chaves amplía las competencias de su Ministerio, que ahora se ocupará también de la Función Pública. Alberto Pérez Rubalcaba, diputado por Cádiz, adquiere un enorme peso político al ocupar la Vicepresidencia Primera conservando sus responsabilidades como ministro del Interior. Finalmente, la cordobesa Rosa Aguilar, que ha realizado una excelente labor en el Gobierno andaluz como consejera de Obras Públicas, se hace cargo de la cartera de Medio Ambiente, y Medio Rural y Marino, un Ministerio vital para la economía y el futuro de nuestra Comunidad Autónoma, pues Andalucía ocupa el primer puesto en superficie agraria y en producción.

Queda año y medio para las próximas elecciones generales, un tiempo demasiado valioso como para que el señor Rajoy lo ocupe únicamente pensando en las urnas. Nunca es tarde para que  el PP se dé cuenta de que puede y debe jugar un papel importante en el objetivo de recuperar el crecimiento económico y crear empleo: bastaría con que empezara a hacer una oposición constructiva.

No hay comentarios: