lunes, 14 de febrero de 2011

SEMBRAR ENTRE TODOS

La mayor virtud de todo acuerdo entre partes es la confianza que despierta. Si ese acuerdo lo alcanzan en tiempo de crisis económica Gobierno, trabajadores y empresarios, la confianza propicia que la recuperación se produzca antes, y si su contenido obtiene un amplio respaldo parlamentario, la confianza se multiplica y la recuperación se acelera.

Los beneficios del Acuerdo Económico y Social son cuantificables también en Almería. Por ejemplo, la homologación del Régimen Especial Agrario al Régimen General de la Seguridad Social hará posible que los cerca de cuarenta y cinco mil trabajadores que en nuestra provincia están afiliados actualmente al Régimen Agrario puedan incluso doblar su pensión de jubilación, además de optar a derechos que hasta ahora no disfrutaban, tales como la jubilación anticipada, el subsidio por incapacidad temporal, las prestaciones por maternidad o paternidad o las cotizaciones por formación profesional. Por otro lado, también los más de cincuenta y dos mil almerienses que cotizan en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos verán equiparados sus derechos con respecto a los trabajadores por cuenta ajena.

Más que una cifra, el desempleo en Almería es una suma de historias difíciles, con nombres y apellidos, más aún si tenemos en cuenta que de entre esas personas que buscan trabajo y no lo encuentran, el veinte por ciento lleva un año o más en paro. Sin duda es una situación muy dura, y tanto la reforma de las políticas activas de empleo como el Plan de Choque que contempla el Acuerdo Social y Económico buscan, entre otros beneficios, dar esa solución que demandan los parados de larga duración, con más formación, con mejor orientación y con ayudas para quienes hayan dejado de percibir la prestación y tengan cargas familiares.

En lo que se refiere a las pensiones, cuestión tan debatida, Almería no es una excepción con respecto al resto de España: las causas por las que urgía reformar nuestro Sistema Público de Pensiones son evidentes y obedecen a causas estructurales, es decir, independientes de la crisis económica: descenso en la natalidad, mayor esperanza de vida, y aumento del poder adquisitivo de las propias pensiones. Ni siquiera los países de nuestro entorno son ajenos a ellas, de ahí que nuestra reforma esté en línea con las reformas emprendidas por los principales países europeos. Hablamos de una reforma que en España, además, permitirá que la pensión media se revalorice hasta en un cuarenta y cuatro por ciento en las próximas décadas.

Se siembra para recoger, ése el principio que guía el acuerdo propiciado por el Gobierno. El principal partido de la oposición no ha decido aún si lo apoya o no: tal vez tengan la cabeza tan llena de encuestas que entre toda esa demoscopia electoral las ideas vean dificultada su libertad de movimientos; tal vez sigan sin entender la letra de su líder. Lo que sí es cierto es que Mariano Rajoy ha afirmado que en dos años él arreglaba la economía española. Dicho así parece cosa de poco esfuerzo, y de eso se trata, por su parte: el señor Rajoy ha echado cuentas para saber cuándo podría la derecha recoger los frutos de la siembra que está haciendo este Gobierno; es decir, cuándo podría, más o menos, y sin mover un solo dedo, beneficiarse del trabajo de todos lo demás. Y si se piensa bien, ¿es que nos vamos a sorprender ahora de esta actitud por parte de la derecha española?

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