En
la última semana hemos tenido varias oportunidades para echar la vista atrás y
comprobar cómo hemos cambiado en los últimos treinta años. En el trigésimo
aniversario del fallido golpe del 23-F, hemos podido celebrar el triunfo de la
Democracia, por la que un país entero apostó aquel aciago día de febrero de
1981. Treinta años después, seguimos sintiéndonos orgullosos de la respuesta de
la sociedad española. Aquel día nos vacunamos contra los autoritarismos y
treinta años después, nuestra Democracia sigue gozando de una salud de hierro.
La
otra gran oportunidad de repasar lo ocurrido en este tiempo, nos la brindó el
presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, cuando el pasado jueves
compareció en el Congreso de los Diputados, a petición propia, para analizar
los avances en política social conseguidos en las últimas décadas. Zapatero
dejó claro que su Gobierno, de acuerdo con el sistema de valores socialista, se
siente comprometido con las políticas sociales, porque ve en ellas el
instrumento para garantizar la igualdad de oportunidades, para asegurar el
acceso de todos los ciudadanos a los servicios públicos básicos, para proteger
especialmente a las personas que se encuentran en una situación más frágil y,
con todo ello, preservar la cohesión social.
Hasta
el año 2004, se dieron grandes pasos en materia de política social, como fueron
la aprobación de la Ley General de Sanidad de 1986, la extensión de la educación
pública y gratuita desde los seis hasta los dieciséis años, la Ley de
Integración Social de los Minusválidos de 1982, la Ley de racionalización de
las pensiones de jubilación e invalidez, la Ley de Pensiones no contributivas
de 1990, la firma del Pacto de Toledo o la Ley de Consolidación y
Racionalización de la Seguridad Social de 1997.
Sin
menosprecio de todo lo hecho hasta ese momento, hay que decir, sin embargo, que
el Gobierno de Zapatero ha dado verdaderos pasos de gigante en materia de política
social. Sin contar las prestaciones por desempleo, este Gobierno ha destinado
un 40% más de lo que reservó para políticas sociales el Gobierno de Aznar. Pero,
además, se han creado nuevos derechos sociales, de importancia histórica, como
son los recogidos en la Ley de la Dependencia, la ampliación de los permisos de
maternidad, la Renta Básica de Emancipación, el reconocimiento de pensión y
otros derechos a las parejas de hecho, la protección a las mujeres víctimas de
maltrato, el derecho de prestación por desempleo a los autónomos, medidas de
apoyo a las personas sordas, y el acceso de los emigrantes a los derechos de
sanidad y dependencia, entre otros.
El
Gobierno de Zapatero creó estos nuevos derechos y, a pesar de la crisis
económica, ha conseguido consolidarlos. También, gracias a ellos, hemos podido
sobrellevar mejor estos momentos especialmente duros en lo económico.
De
cara al futuro, los que nos sentimos comprometidos con el Estado del Bienestar
sabemos que sólo podremos asegurar su futuro si culminamos el proceso de
reformas de nuestro modelo productivo que ha iniciado el Gobierno del PSOE y
afrontamos con valentía los nuevos retos demográficos y la plena incorporación
de los jóvenes y las mujeres al mercado laboral. Para ello, el Gobierno ha comenzado
a desarrollar una Nueva Agenda Social, cuyos principios están recogidos en el
Acuerdo Económico y Social recientemente firmado con los sindicatos y los
empresarios.
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