Vaya por delante mi más
sentido pésame a las familias y amigos de los dos Guardia Civiles asesinados
esta semana en Afganistán, el capitán José María Galera Córdoba y el alférez
Abraham Leoncio Bravo. También quiero expresar mis condolencias por la muerte
de Ataollah Taerik, ciudadano español de origen iraní que igualmente perdió la
vida en el mismo ataque terrorista realizando una labor civil como intérprete
al servicio de España.
Las Fuerzas y Cuerpos de
Seguridad del Estado cuentan con el apoyo y el respaldo total del Partido
Socialista y por ende de todas y cada una las instituciones públicas en las que
gobierna.
El dolor de los seres queridos de los
Guardias Civiles y del intérprete español que han sido asesinados en un ataque
terrorista en Afganistán es irreparable pero estas personas tienen que saber
que es un pesar al que nos sumamos todos los demócratas españoles y que compartimos.
Cualquier pérdida de vidas humanas de quienes prestan
un servicio a la sociedad garantizando su seguridad supone un motivo de pesar para
la ciudadanía española. Además, nuestra historia nos ha hecho especialmente
sensibles al dolor de las familias y amigos de quienes han muerto en un
atentado terrorista, que siempre es incomprensible, nos indigna y nos repudia a
los ciudadanos y ciudadanas de bien.
El trabajo de nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad
del Estado para que la población de Afganistán disfrute de un país democrático,
libre y para que sus ciudadanos puedan ser dueños de su propio destino, es posible
únicamente gracias al arrojo, al valor y a la entrega de nuestros soldados y de
nuestros Cuerpos de seguridad, que son además quiénes garantizan que pueda llevarse
a cabo la labor de los cooperantes civiles, rehaciendo carreteras, construyendo
hospitales y facilitando la asistencia sanitaria.
En este caso, los Guardias Civiles y el traductor asesinados
esta semana se encontraban en Afganistán trabajando en tareas de formación de
la policía afgana.
Algunos de los logros que ya se han llevado a cabo por
los cooperantes y por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad de España en
Afganistán son, entre otros, la construcción de 160 kilómetros de carreteras y de más 150 escuelas, y la reducción
de la mortandad infantil en un 70% en la provincia de Baghis, donde se
encuentra Quala-i-Naw, la base militar en la que trabaja el grueso de los
militares españoles destinados en este país árabe.
Ante esta labor, los ciudadanos y ciudadanas no podemos
más que expresar nuestra gratitud y nuestro reconocimiento, así como seguir
firmes en el convencimiento de que el trabajo de los españoles en Afganistán es
necesario.
Ningún ataque terrorista nos va a hacer variar ni un
ápice en nuestros objetivos y aspiraciones, en este caso para con el pueblo afgano,
pero tampoco en el resto de contingentes desplegados en misiones en el exterior;
al igual que ETA en España no nos hará variar nuestra determinación acerca de
que tiene que abandonar las armas, respetar la Ley, asumir las instituciones
con que cuenta el Estado de Derecho y emplear la vía de la política democrática
como único camino posible para plantear y defender sus reivindicaciones.
Ninguna de las bajas españolas en las misiones internacionales
ha sido en balde, ninguna de las muertas a manos de terroristas han caído en el
olvido y el servicio prestado al país por los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad y
por la población civil en las misiones del Estado estará siempre presente en la
memoria histórica de España y en la de los países donde se ha desarrollado.
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