domingo, 22 de mayo de 2011

LA LIBERTAD DE ELEGIR

Estamos en jornada electoral. Cada cuatro años los españoles ejercitan un derecho recogido en la Constitución Española, derecho que ha posibilitado vertebrar un sistema democrático y libre. 

Éste es posible con el apoyo de los ciudadanos, que son los protagonistas de las elecciones, algo que se tiende a olvidar, lo que va empobreciendo la democracia, creando un sistema endogámico, donde la política se nutre de la política mientras la sociedad discurre dispersa por un sendero diferente. Hay que fomentar el acercamiento de la ciudadanía a la política, no sólo en momentos puntuales sino constantemente.

Los ciudadanos tienen que sentirse parte activa de las elecciones, puesto que es uno de los pilares en los que se basa la democracia. Es importante alentar la participación ciudadana, dándole a ésta la relevancia que tiene. Son muchos los ciudadanos que viven unas elecciones como si se tratara de un circo mediático que no les incumbe, entendiéndolo como una jugada política más, y pensando que nada de lo que suceda después de éstas les afecta en absoluto. Esa idea, cada vez más extendida, trae como consecuencia un desánimo general que va minando el sistema democrático que sustenta. 

La educación, académica y familiar, es también una parte destacable de este engranaje político-social, porque con ella es posible hacer comprender lo valioso de la participación en las elecciones para el enriquecimiento y perdurabilidad de la democracia y el ejercicio de las libertades individuales.

No es momento de buscar culpables de ese cambio en la percepción de la política por parte de la sociedad. Algunos apuntarán a los propios políticos. No seré yo quien rebata esa afirmación, pero no hay que olvidar que también nosotros somos ciudadanos que en este día ejercemos libremente nuestro derecho al voto, ciudadanos que queremos solucionar los problemas de nuestra ciudad, de nuestros barrios, y hemos optado por hacerlo desde los órganos de representación ciudadana que son los escaños, cada cual trabajando por un programa en el que cree y con el que solo quiere mejorar su alrededor y el de sus conciudadanos. Pero ese trabajo queda en agua de borrajas cuando no se recibe el respaldo de los compatriotas, aunque estos compartan gran parte de las ideas y expectativas recogidas en sus programas. Por lo dicho, cuesta creer que los políticos estén interesados en fomentar la abstención sino que, más bien, son los primeros interesados en que los ciudadanos se acerquen a las urnas y dejen oír su voz.

Fue Aristóteles quien dijo que el hombre es un animal político; yo añado que la mujer, también. Y si no lo somos, deberíamos serlo para potenciar la democracia y que siga encaminada a salvaguardar los derechos y libertades de los ciudadanos, sin obviar sus responsabilidades.

Por ello hay que instar a los almerienses a que acudan a votar. Es un ejercicio de responsabilidad cívica que en ocasiones se desprecia, pero lo que se olvida es que votar es decidir, ejercer la soberanía que se conquistó con la Transición, es mejorar lo que no nos gusta. La abstención es un indicador de la salud de una democracia; y en nuestro país ésta se encamina a una enfermedad crónica de la que todos somos responsables.

Quiero animar hoy a los ciudadanos a ir a las urnas, dejar oír su voz en un derecho innegable que les permita transformar su realidad para elegir la ciudad que ellos quieran, el barrio que ellos deseen, el pueblo que les guste. Y los políticos trabajaran para hacerlo realidad, con su permiso.

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