Estamos en campaña electoral. Es un
momento de de ilusiones, esperanzas y búsqueda de apoyos para poder plasmar los
proyectos que tenemos sobre el papel en la realidad de nuestras ciudades y
pueblos. Desde la oposición o desde los gobiernos municipales, los socialistas
estamos exponiendo los diferentes programas que creemos que serán la clave para
los próximos cuatro años. Pero en ocasiones olvidamos que esos proyectos no son
sólo ideas que nacen del candidato o de la candidatura en cuestión. Son, o
deben ser, un reflejo de lo que los ciudadanos quieren para su ciudad y sus
pueblos.
No debemos dejarnos arrastrar por la
vorágine de una campaña electoral, de tal modo que olvidemos quiénes son los
verdaderos protagonistas de unas elecciones y del posterior gobierno de la
ciudad. Y esos protagonistas son los ciudadanos, sin duda alguna.
Por ello, los socialistas abogamos
por impulsar la participación ciudadana, por mantener un diálogo permanente con
el tejido social, para que los almerienses se sientan parte del proceso
democrático y no tengan la tentación de alejarse, por sentirse ajenos a él. Es
muy importante poner en marcha los cauces participativos institucionales necesarios.
Para los socialistas no es un proceso nuevo ni desconocido. Ya en muchos
lugares donde gobernamos se han creado un Consejo de la Ciudad o una Dirección
General de Participación Ciudadana, como es el caso de Aragón. Mientras esto
sucede, en la Comunidad de Madrid, el PP ha eliminado el Consejo Regional de la
Mujer y el Consejo Regional de la Juventud.
Es vital para Almería que se creen
órganos institucionales que regulen esa participación ciudadana que haga crecer
la confianza de los ciudadanos en su soberanía, puesto que, en ocasiones,
política y sociedad toman caminos diferentes. Esa participación ciudadana forma
parte también del eje central de nuestro programa, porque posibilitará uno de
los puntos clave para los socialistas: la transparencia en la gestión de los
ayuntamientos.
Esa transparencia será posible en el
momento en que la sociedad esté más próxima a la política, se informe fidedignamente
de las diversas actividades que se programen, impulse la rendición de cuentas y
la evaluación de las políticas públicas.
Esa transparencia obliga al esfuerzo
de todos los grupos políticos, y más concretamente del que ostenta el poder en
ese momento. Si mejoramos nuestros pueblos y ciudades y exponemos ideas
realistas que generen resultados satisfactorios para la sociedad, conseguiremos
generar confianza en la política por parte de los ciudadanos, una confianza que
en los últimos años ha ido cayendo en picado, también porque en ocasiones el
interés general se ha visto arrinconado por intereses partidistas e incluso
personales.
Debemos salir de la burbuja de
cristal, empaparnos de la realidad que nos rodea, de lo que le interesa
realmente a la ciudadanía para que la democracia no se convierta, como predica
la derecha, en aquel despotismo del “todo para el pueblo, pero sin el pueblo”.
Todos los ciudadanos, sin importar
el barrio en el que vivan, tienen derecho a conocer la vida política de la
ciudad y participar en ella. La discriminación que algunos barrios han sufrido
durante estos últimos años debe acabarse por un principio de igualdad y
solidaridad que busque la integración de los colectivos con riesgo de
exclusión.
Por todo ello, los socialistas
consideramos que los ciudadanos necesitan formar parte de la campaña electoral
porque sin ellos la política deja de tener sentido.
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