Nada define mejor la actitud de la derecha española que la
sonrisa con que sus dirigentes recibieron la noticia de que nuestro vecino
Portugal se había visto obligado a solicitar el rescate financiero de la Unión
Europea. Cuando el rechazo de la oposición portuguesa a respaldar las medidas
de austeridad planteadas por su Ejecutivo provocó la caída de éste, hubo algún
destacado miembro del PP que llegó a afirmar sentir “envidia de que Portugal
tenga la oportunidad de cambiar de Gobierno”. Pero antes de que los “populares”
pudieran hacer valer su dañina idea de que la caída de Portugal es “lo que
podría pasarle a España”, lo que quedó en evidencia es que se trata de “lo que
podría haberle pasado a España”: para ello hubiera bastado con lograr que las
medidas de ajuste económico impulsadas por el Gobierno Zapatero, en contra de
las cuales votó el PP en mayo del pasado año, no llegaran a aplicarse. Tal vez
entonces los conservadores españoles hubiesen obtenido el premio de esas
elecciones anticipadas de las que se han declarado sedientos, pero a costa de
la ruina de nuestro país.
El caso Portugal, pues, lejos de respaldar
esa falsa imagen de una España débil, que tan insistentemente intentan los
“populares” transmitir al exterior, lo que retrata es una derecha capaz de
cualquier cosa por alcanzar el poder, arrogándose para ello el papel en el que
siempre se han sentido más a gusto: el de salvapatrias. No obstante, los
organismos internacionales (FMI, Comisión
Europea, Banco Central Europeo, OCDE) han coincidido en que las medidas que
tomó el Gobierno español, y que afectaban a los cuatro problemas principales de
nuestra economía (déficit, mercado laboral, pensiones y sistema financiero) han
alejado toda posibilidad de ser una ficha más del dominó de países comunitarios
rescatados (Grecia, Irlanda y Portugal) y nos han convertido en un dique
infranqueable ante la crisis y en una garantía de seguridad para la zona euro.
El diario Financial Times aseguraba a comienzos de este mes que “Zapatero se
despide cuando España está encarrilada”, y alababa “las valientes reformas
estructurales y de otros tipos” llevadas a cabo por el Gobierno Español. Dos
días después, el mismo prestigioso periódico se mostraba así de contundente:
“Mientras Portugal está KO, España parece ir OK”.
Pero intentar despertar la desconfianza
hacia nuestro país, con ser de una escalofriante irresponsabilidad, no es la
mayor vileza en la que puede incurrir la derecha española para tomar los
Gobiernos central y andaluz. La cacería política y personal a la que están
sometiendo a Manuel Chaves, usando a su familia para tratar de desgastar
políticamente al PSOE y al Ejecutivo del que es vicepresidente tercero,
cuestionando su intachable honradez a sabiendas de que los argumentos que esgrimen
contra él son falsos y justificando esta deleznable maniobra en los pasillos
del Senado diciéndole que “la política es así de canalla”, va más allá de lo
tolerable. Se trata también, claro está, de intentar tapar mediante una
estrategia como ésta el hecho de que fuera el principal artífice de la
modernización de Andalucía durante los años en que fue presidente de la Junta.
No se conoce en Europa un caso igual de acoso y derribo a un Gobierno, de causa
general contra un partido político, buscando herir en el corazón de aquello que
nos es más preciado a todos y cada uno de nosotros: nuestra familia. Más tarde,
cuando todo haya pasado, vendrán las disculpas, o quizá ni siquiera eso, qué
más les da. Curiosamente, los mismos que emponzoñan con mentiras la trayectoria
de Manuel Chaves confeccionan sus listas electorales con gente que está
imputada en casos de corrupción, y lo hacen con cierta actitud desafiante, con
insolencia, sacando pecho, como diciendo “sí, imputados, qué pasa”, y todo eso
produce vergüenza.
Tal vez para algunos la política sea así de
canalla, pero no lo es para todos. Tal vez haya quien encuentre justificada
cualquier cosa que se haga para echar a un Gobierno que no le gusta, pero no es
la manera más digna de pasar por la vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario