Es curioso
ver cómo desde la oposición se culpa constantemente al Gobierno de España de no
ser realista cuando elabora sus planteamientos económicos y de no conocer el
día a día de los ciudadanos y ciudadanas españoles.
Para
cualquier Gobierno es más fácil tomar decisiones populistas como bajar los
impuestos y no tocar cuestiones complicadas como la necesaria reforma del
mercado laboral o del sistema de pensiones. Pero, precisamente, tener los pies
en el suelo y pensar en el futuro y no en el resultado electoral es lo que ha
guiado en todo el momento el trabajo que realiza el Gobierno de España para
atajar la crisis económica y sus graves consecuencias en el empleo.
Así, la apuesta
del Gobierno central al plantear los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para
el próximo año es la de mantener la cohesión social a la vez que afrontar las
reformas que España necesita.
Para
consolidar y continuar la senda de la cohesión social el Gobierno ha ampliado
la cuantía que dedicaba al desempleo en los PGE. Para 2011 el Ejecutivo ha
propuesto una inversión de más de 20.000 millones de euros. Es realista con
esta partida porque, lamentablemente, el crecimiento del paro aunque se ha
ralentizado continúa.
Y en cuanto
al planteamiento de reformas como la laboral, o la del sistema de pensiones, no
se puede ser más próximo a lo que afecta a la vida cotidiana de muchos ciudadanos:
unas condiciones laborales que no satisfacen las demandas de quienes crean
empleo, ni de quienes están en paro.
El PP y el
resto de grupos políticos en la oposición del arco parlamentario pueden seguir
buscando el aplauso fácil con sus constantes críticas al Gobierno de España y
de Andalucía y con sus escasas propuestas. Ellos no sienten la enorme
responsabilidad de lograr que el país salga reforzado y cuanto antes de la
grave crisis económica que atravesamos.
Cuando el
Gobierno de España toma una decisión dura y difícil es porque entiende que la
tiene que tomar, y asume que puede despertar críticas ya no sólo de sus
adversarios políticos, sino también entre los ciudadanos, ya que viven una
situación difícil económicamente, especialmente los que sufren de cerca el
desempleo.
Es una
incoherencia pedir más inversión en créditos ICO del Estado para financiar las
deudas de los Ayuntamientos cuando por otro lado se le está pidiendo al
Gobierno de España que reduzca el déficit público. Esa es la propuesta del PP.
Cuando la
economía de un hogar se ve resentida por cualquier contratiempo, como que
alguno de los miembros de la familia pierde su empleo, porque surge algún
contratiempo que obliga a hacer una inversión extraordinaria, u otros, lo
lógico es reducir los gastos habituales de ese hogar, viendo lo que es prioritario
y urgente y lo que puede esperar. Esta lógica aplastante es la que el Gobierno
socialista está aplicando en España, una política económica y de reformas que
es imprescindible para el país, con el fin de retomar la senda de la
estabilidad de nuestras cuentas públicas.
Para hacer
reformas y ponerlas encima de la mesa hay que ser responsables y hay mojarse.
Los diferentes partidos políticos en la oposición en España hablan de la
necesidad de hacer reformas económicas pero, cuando el Gobierno se moja y las
hace, todos las critican. Nadie desde la oposición plantea una reforma que
aglutine el apoyo de la mayoría de las fuerzas políticas en España, ni siquiera
que cuente con el apoyo de los sindicatos y empresarios, que son los agentes
sociales del país.
El Gobierno
de José Luis Rodríguez Zapatero no piensa en la encuesta de mañana, piensa en
asumir su responsabilidad, algo para lo que le han votado los ciudadanos y
ciudadanas en la actual Legislatura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario